Border Hopper: Ser inmigrante en Estados Unidos
Border Hopper: Ser inmigrante en Estados Unidos
“Border Hopper” en CLACSO.CINE
Ser inmigrante en Estados Unidos
Como segundo capítulo de su ciclo, CLACSO.CINE presenta Border Hopper del director Nico Casavecchia.
Entrevistó Gustavo Lema
Sinopsis:
Laura, una cineasta latina, consigue una oportunidad profesional que le cambiará la vida cuando la contratan para dirigir un anuncio para el Super Bowl sobre un videojuego. ¿El problema? El rodaje es en Europa y ella no puede viajar debido a su situación migratoria, un secreto que ha ocultado a sus jefes. Esto crea fricciones con su marido Jorge, cuya tarjeta de residencia depende de la de ella. Laura decide solicitar un complicado permiso de viaje de emergencia para aceptar el trabajo. Su realidad da un giro surrealista cuando empieza a tener alucinaciones con un mundo de videojuegos de pesadilla.
Una golosina aparece sobre la pantalla del teléfono de Laura. Al morderla, se ve transportada al mundo del juego. Allí, tiene una visión en la que su teléfono llama a los servicios de inmigración. A la mañana siguiente, tras comer otra golosina, se enfrenta a un monstruo de varias cabezas que escupe el confuso menú telefónico de los servicios de inmigración. Tras matar a la criatura, consigue hablar con un funcionario que le da una cita para la entrevista oficial.
Esa noche, Jorge acusa a Laura de anteponer su carrera profesional a su relación y a su situación migratoria. Pronto, ambos se ven arrastrados al mundo de los dulces, donde su discusión se convierte en una batalla de videojuegos.
Las alucinaciones de Laura se intensifican, llevándola a una oficina de inmigración multicolor y de pesadilla, donde defiende su caso ante un funcionario inflexible. Su solicitud de permiso es denegada. Milagrosamente, esa tarde llega el permiso oficial de viaje y trabajo de Laura, con casi un año de retraso. El viaje sigue adelante.
De camino al aeropuerto, Laura lee la letra chica del permiso: ¡no es válido para viajar! Presa del pánico, obliga a Jorge a detener el coche. Desesperada, vuelve a entrar en el mundo del juego, ahora con una tormenta de papeles de inmigración arremolinándose alrededor de ambos. En esta vorágine, se forma una escalera de caramelos. Laura la sube, buscando una salida, Jorge la persigue, pero tropieza y cae al vacío. Laura consigue salvarlo.
De vuelta a la realidad, su situación es desesperada. Jorge, arriesgándolo todo, insta a Laura a desafiar sus miedos y viajar. Se abrazan y se dirigen al aeropuerto, donde Laura parte.
Semanas más tarde, llegan dos sobres. Jorge abre uno y encuentra una tarjeta de residencia en perfecto estado. Hipnotizado, la mira con incredulidad. Mientras asimila su nueva realidad, un caramelo cae del sobre. Lo mira fijamente durante un segundo y luego se lo come.
Dice el director Nico Casavecchia:
“En 1999, tenía 19 años y me fui de Buenos Aires para realizar unas prácticas de tres meses en Europa. Unas semanas antes de mi regreso, la economía argentina se derrumbó. De repente, ya no tenía un país al que volver. Decidí quedarme y hacer mi vida en Barcelona, pero pronto mi visado caducó y me convertí en un ‘inmigrante ilegal’. Me llevó tres años y un sinfín de horas rellenando formularios, haciendo colas y aceptando el rechazo con una sonrisa, convertirme en ‘legal’ en Europa.
Una década más tarde, volví a emigrar, esta vez a los Estados Unidos, como cineasta profesional. Para entonces, era lo que en Estados Unidos se considera un ‘extranjero con habilidades extraordinarias’, quizás el epítome de la jerga de la inmigración.
‘Border Hopper’ es una crítica sobre lo absurdo de la burocracia migratoria estadounidense que combina el realismo mágico y el terror.
Pero ser un inmigrante de primera clase no significaba que todo fuera perfecto. Me enfrenté a las mismas fricciones, presiones económicas y abusos emocionales que todos los países del primer mundo infligen a los inmigrantes, especialmente a las personas de color procedentes de países en vías de desarrollo.
Escribí ‘Border Hopper’ como una forma de procesar la experiencia más estresante de mi carrera: estar atrapado en el limbo de la tramitación de mi tarjeta de residencia debido a las políticas de inmigración fascistas de Trump. Tuve que decidir entre conservar mi estatus migratorio o aceptar un trabajo que cambiaría mi vida y que me llevaría al extranjero. Al decidir viajar, puse en riesgo el proceso de obtención de la tarjeta de residencia, que había agotado todos mis ahorros y era la única oportunidad que tenía mi esposa de trabajar en Estados Unidos.























